lunes, 13 de julio de 2015

Comentario sobre el Capítulo Primero de Laudato Si'

Os dejo el texto de mi intervención en la presentación de la encíclica Laudato Si' en la diócesis de Ávila. Intervinieron el Sr. Obispo, don Jesús García Burillo, los teólogos don Olegario González de Cardedal y don Jorge Zazo y un servidor. Entended que no es un texto elaborado sino más bien un esquema de mi intervención oral.


Señor Obispo, amigos todos:
En primer lugar me gustaría agradecer a don Jesús su confianza por la invitación a participar en este acto, invitación realizada a través de la Rectora de la Universidad Católica “Santa Teresa de Jesús” de Ávila.
Queridos amigos, la publicación de la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco es ya un acontecimiento histórico que supondrá un antes y un después en la visión y la comprensión del medio ambiente por parte de los habitantes del mundo. Es esta una encíclica muy esperada, certera, abierta a todos -no sólo a los católicos-, fácil de leer, preciosa. Y como muestra de ello os dejo una primera frase: “El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios” (84). ¿Hay forma más bonita y fiel de definir la creación?
Estructura de la Carta Encíclica (Introducción+6 capítulos):
1. Lo que está pasando a nuestra casa
2. El evangelio de la creación
3. Raíz humana de la crisis ecológica
4. Una ecología integral
5. Algunas líneas de orientación y acción
6. Educación y espiritualidad ecológica

Antecedentes
La encíclica LS no sale de la nada. El papa “no se ha hecho ecologista de repente”. La doctrina social de la Iglesia y diversos documentos del Magisterio han tratado ya la cuestión ambiental:
Juan XXIII: Pacem in terris
Pablo VI: Octogesima adveniens, discurso en la FAO 1970
Juan Pablo II: Redemptor hominis, Centesimus annus, catequesis, Sollicitudo rei socialis
Benedicto XVI: Caritas in veritate, sin duda con contenido económico, social y ambiental de gran calado, que supone una sobresaliente antesala a esta nueva encíclica de Francisco.

Me gustaría destacar la figura de San Francisco de Asis, “santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología”, muestra “hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”. Padre de la espiritualidad ambiental, de la que habla también al final. Decía Francisco de Asís: “A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al autor”. Algo que sabemos muy bien los que solemos pasear o hacer “trabajo de campo” en plena naturaleza.

“Llamado” del papa Francisco
-Desafío urgente de proteger nuestra casa común que incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral
-“Invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”.
Necesitamos una “solidaridad universal nueva”. “Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades”

En el Capítulo Primero el papa hace un diagnóstico de la situación ambiental actual de nuestra “casa común”, para “tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar” (19).
Quizás no sea necesario explicarlo, pero la palabra ecología se compone de oikos (casa) y logía (estudio de). De ahí que Francisco hable de “lo que le está pasando a nuestra casa”.

Apartados:
I. Contaminación y cambio climático
Contaminación, basura y cultura del descarte
El clima como bien común
20-22
23-26
II. La cuestión del agua
27-31
III. Pérdida de biodiversidad
32-42
IV. Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social
43-47
V. Inequidad planetaria
48-52
VI. La debilidad de las reacciones
53-59
VII. Diversidad de opiniones
60-61

El papa empieza la encíclica constatando que se está produciendo una aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta, así como de los ritmos de vida y del trabajo (“rapidación”) (18). Para después reflexionar:
“El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad” (18)
Este primer capítulo podría dividirse en tres partes:
1º Principales problemas ambientales (del “ambiente natural”): contaminación, cambio climático, el agua y pérdida de biodiversidad. En otros capítulos añade otros problemas: desertificación, uso de transgénicos o experimentación con embriones humanos.
2º Problemas del “ambiente humano”: deterioro de la calidad de la vida humana, degradación social, desigualdades sociales.
3º Estado actual del debate ambiental en el mundo: reacciones a la crisis ambiental, diversidad de opiniones.

I. Contaminación y cambio climático

Contaminación, basura y cultura del descarte
La contaminación afecta a la salud de las personas, especialmente a los pobres (20). Es patente en nuestro planeta una contaminación por residuos, incluyendo residuos peligrosos: “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería” (21). Y es que vivimos en una cultura del descarte, “que afecta tanto a seres humanos excluidos como a las cosas, que rápidamente se convierten en basura” (22). Los ecosistemas tienen un funcionamiento ejemplar, en cuanto al uso y reciclaje de recursos. No ocurre lo mismo con los sistemas industriales, que no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar residuos. (22)
Para contrarrestar la cultura del descarte: “limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar” (22)

El clima como bien común
“El clima es un bien común, de todos y para todos”, muy relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana (23).
El papa es prudente en el tratamiento del tema del cambio climático: estado actual de la ciencia y respuesta moral.
Existe un consenso científico sobre calentamiento del sistema climático, que a su vez implica ascenso del nivel del mar y mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Este cambio climático está motivado o acentuado por causas humanas (aumento de concentración de gases invernadero: CO2, NH4, óxidos de N, etc.) y naturales (vulcanismo, variaciones de la órbita y del eje de la Tierra, o el ciclo solar).
Pero es necesario actuar frente a las causas antrópicas mediante cambios de estilos de vida, de producción y de consumo. En concreto en lo que se refiere al uso de combustibles fósiles y a la deforestación para agricultura (23).
Consecuencias del calentamiento global: sobre el ciclo del C, derretimiento de hielos polares, acidificación de los océanos, subida del nivel del mar (el 25% de la población vive junto al mar) (24)
“El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas” (25). Los más perjudicados por el cambio climático serán los pobres, debido a que sus medios de subsistencia dependen en gran medida de las reservas naturales y servicios ecosistémicos como agricultura, pesca y aprovechamientos forestales. (25)
Denuncia de la general indiferencia antes estos dramas humanos que suceden en distintas partes del mundo (25).
Denuncia que muchos ricos y poderosos se centran en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos (26).
Se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas que reduzcan urgentemente la utilización de combustibles fósiles y potencien el uso de energías renovables (26).

II. La cuestión del agua
No sólo se refiere al agua, sino por extensión: Agotamiento de los recursos naturales, por consumo irracional, y hábitos de gastar y tirar (27).
“El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos”. (28)
Destaca la situación en África (“Pobreza del agua social”), algunos países con desigualdades en la distribución del agua. (28)
La contaminación del agua provoca muertes a diario (29). Algunos estudios hablan de entre 8.000 y 25.000 muertes por escasez de agua o falta de calidad, la mitad niños (los datos no son de la encíclica).
Riesgo de privatización del agua: “El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto en condición para el ejercicio de los demás derechos humanos” (30).
Negarles el agua potable a los pobres es “negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable” (30).
Además, la escasez de agua provocará mayor coste de los alimentos (30) y posiblemente se convierta en una de las principales fuentes de grandes conflictos de este siglo.

III. Pérdida de biodiversidad
Los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de “formas inmediatistas” de entender la economía, el comercio y la producción (32). La pérdida de biodiversidad implica la pérdida de recursos clave para la alimentación y la medicina (32). Pero las especies también tienen valor en sí mismas.
“Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho” (33).
Refiriéndose a iniciativas de intervención humana para restaurar: “Parece que pretendiéramos sustituir una belleza irreemplazable e irrecuperable, por otra creada por nosotros” (34).
Pérdida de biodiversidad por actividades humanas: nuevas carreteras, cultivos, alambradas, embalses… (35)
Indica casos concretos sobre pérdida de biodiversidad (38-41): Amazonia, cuenca fluvial del Congo, monocultivos forestales, desaparición de humedales, extracciones pesqueras abusivas, etc.
Como ejemplo de lugares críticos de biodiversidad menciona la Amazonia y la cuenca fluvial del Congo (38) “pulmones del planeta repletos de biodiversidad”
“El reemplazo de la flora silvestre por áreas forestadas con árboles, que generalmente son monocultivos, tampoco suele ser objeto de un adecuado análisis. Porque puede afectar gravemente a una biodiversidad que no es albergada por las nuevas especies que se implantan”. (39)
También las zonas húmedas que se sustituyen por cultivos pierden enorme biodiversidad (39)
Océanos, aprovechamientos pesqueros (40). Pérdida de biodiversidad por extracciones abusivas.
“¿Quién ha convertido el maravilloso mundo marino en cementerios subacuáticos despojados de vida y de color?” Se refiere a las barreras de coral (41)
Necesidad de invertir en investigación sobre el funcionamiento de los ecosistemas y de inventariar las especies, para desarrollar programas de protección, especialmente para especies en vías de extinción (42).

(Aquí terminaría la parte de diagnóstico de los principales problemas ambientales y pasaría a hablar de los problemas de la ecología humana).

IV. Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social
El ser humano es una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a ser feliz, y que tiene una “dignidad especialísima” (43). Sin embargo, muchos vivimos en ciudades insalubres, con crecimiento desmedido, ineficaces, que gastan energía y agua en exceso. “No es propio de habitantes de este planeta vivir cada vez más inundados de cemento, asfalto, vidrio y metales, privados de contacto físico con la naturaleza” (44). Esto me recordaba una frase del salmo 119 utilizada en uno de sus cuadros por San Rafael Arnáiz “soy forastero en la tierra”.
Problemas sociales intrínsecos al cambio global: exclusión social, desigualdad en la disponibilidad y consumo de energía, fragmentación social, violencia, narcotráfico y consumo de drogas, etc. Son signos de que el crecimiento de los dos últimos siglos no ha significado un progreso integral y una mejora en la calidad de vida (46).
Los medios de comunicación digitales cuando son omnipresentes no favorecen el desarrollo de una capacidad de vivir sabiamente, de pensar en profundidad y de amar con generosidad (47). Es necesario un esfuerzo para que estos medios sean un nuevo desarrollo cultural de la humanidad y no un deterioro de su riqueza más profunda.

V. Inequidad (desigualdad) planetaria
El medio ambiente natural y humano se degradan juntos. Los efectos de las agresiones ambientales los sufren especialmente los más pobres, y no suele haber clara conciencia de los problemas que afectan a los más desfavorecidos.
“El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a las causas que tienen que ver con la degradación humana y social” (48)
“Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre” (48)
En el punto 49, el papa advierte que “no suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos”. Esto ocurre porque la mayor parte de los análisis sobre los pobres y sus problemas se hacen desde la comodidad de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población.
“Un verdadero planteamiento ecológico se convierte siempre en un planteamiento social” (…) “Para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. (49)
En lugar de resolver los problemas de los pobres y pensar en un mundo diferente algunos atinan sólo a proponer la reducción de la natalidad (50). A este respecto, el crecimiento demográfico es compatible con un desarrollo integral y solidario. No hay que culpar de los problemas al aumento de la población sino al consumismo extremo.
“Si bien es cierto que la desigual distribución de la población y de los recursos disponibles crean obstáculos al desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse que el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y solidario” (50)
“Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas”. “Se pretende legitimar así el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar”.
En este sentido: “Se desperdicia un tercio de los alimentos que se producen, y el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre (Esta frase ya la dijo en una catequesis) (50)
Existe también una desigualdad entre países, que obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales. Hay una “deuda ecológica” entre Norte y Sur, por desequilibrios comerciales, con consecuencias ecológicas (51), que los países desarrollados deben compensar.
La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control pero no así la deuda ecológica. Y es obligatorio que los países desarrollados salden esta deuda. Por otra parte, hay que fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana (52).

VI. La debilidad de las reacciones
“Estas situaciones provocan un gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo” (53).
No hemos maltratado más la tierra como en estos últimos 200 años. Pero “estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud”. (53)
“Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes de que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia” (53).
Ante la crisis ecológica, social y humana, se produce una débil reacción política internacional, sometida a la tecnología y a las finanzas. Como se dice en el documento de Aparecida “que en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida” (54).
“Cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta” (56).
Pero no sólo el Papa denuncia a los poderes económicos y políticos, sino que nos implica a todos. Aunque no tengamos conciencia de ello, todos somos culpables de esta situación, ya sea por acción o por omisión.
Riesgo de guerra, con el pretexto del agotamiento de algunos recursos. La guerra siempre es perjudicial para el medio ambiente. Armas dañinas. (57)

VII. Diversidad de opiniones
Dos opiniones extremas (60):
1) Mito del progreso. Los problemas ecológicos se resolverán simplemente con nuevas aplicaciones técnicas, sin consideraciones éticas ni cambios de fondo (Visión tecnocrática y economicista).
2) El ser humano, con sus intervenciones, sólo puede ser una amenaza y perjudicar al medio ambiente, por lo que conviene reducir su presencia en el planeta e impedirle todo tipo de intervención (visión ecologista).
El Papa se desmarca de ambas ideas, no por un afán injustificado de centrismo o equidistancia sino por el compromiso de la Iglesia con el hombre.
De todos modos la Iglesia no da una palabra definitiva, sino que escucha y promueve el debate científico y político, respetando la diversidad de opiniones (esto lo repite varias veces a lo largo de la encíclica).

Síntesis y conclusiones
-Existe un gran deterioro de la casa común: “Si la mirada recorre las regiones de nuestro planeta, enseguida nos damos cuenta de que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas”.
-Graves consecuencias humanas y sociales de los problemas ambientales: crisis ecológica=crisis humana y social
-La raíz humana de la crisis ecológica (101, cap. 3).
El hombre está en el centro del ecosistema global y de la crisis ecológica. El origen de los problemas ambientales está en el corazón del hombre. Pero no hay que eliminar al hombre de ese ecosistema global, sino aprovechar su capacidad de hacer el bien para que sea instrumento de Dios para el cambio. El hombre es capaz de intervenir positivamente (58).
-Queridos amigos, termino con una frase de esas certeras del papa Francisco: “La Naturaleza está llena de palabras de amor” (225). Escuchemos y leamos esas palabras, trabajemos y cuidemos nuestra casa común, para que todos los que vivimos bajo el mismo cielo podamos llamarnos verdaderamente hermanos.

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