Carta de Monseñor Vicente Zamora, obispo de Santander. Noviembre 2009.
La humanidad tiene planteados varios desafíos. Uno de ellos es el ecológico. El deterioro del medio ambiente está alcanzando tales proporciones que el problema ecológico se ha convertido en una de las cuestiones neurálgicas en las que la humanidad se juega su futuro.
El panorama es sombrío: contaminación atmosférica, cambio climático, debilitamiento de la capa de ozono, contaminación marítima y fluvial, extinción de especies animales y vegetales, deforestación y desertización. Estos son los puntos negros de un planeta azul que lleva camino de perder su color y calor vital. La responsabilidad que así suceda es cosa de todos, porque de todos depende esa degradación.
El tema del medio ambiente puede ser abordado desde perspectivas distintas: científica, técnica, social, cultural, política, ética, religiosa. En esta breve carta pastoral trato el tema desde la dimensión ética, a la luz del humanismo cristiano y de la Doctrina Social de la Iglesia. El humanismo cristiano contempla la creación como “hogar” y “patria” del hombre. La fe cristiana suscita una praxis de salvaguardar el carácter doméstico del mundo como espacio acogedor de la entera familia humana. La persona humana ocupa un lugar central en el mundo. De ahí que todos los programas ecológicos y todas las iniciativas en favor del desarrollo deberán tener en cuenta las necesidades del hombre, de la familia, sus valores, su propia herencia social y cultural y su responsabilidad respecto a las generaciones futuras. Porque el objetivo último de los programas en favor del medio ambiente y del desarrollo es mejorar la calidad de vida humana, de poner la
creación al servicio del hombre.
El progreso de la técnica y el desarrollo de la naturaleza exigen un desarrollo proporcional de la dimensión moral y de la ética. La crisis ecológica es también un problema moral. La comunidad internacional no puede ignorar esta dimensión ética. Por eso la Ecología está exigiendo una “Ecoética”.
La última encíclica del Papa Benedicto XVI Cáritas in veritate aborda la relación del hombre con el ambiente natural en los números 48 al 52. “La Iglesia – afirma el Papa- tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. Y, al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos. Debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo. Es necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la ‘ecología humana’ en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia” (CiV, n. 51). La Doctrina Social de la Iglesia se suma así a las voces de quienes alertan sobre la crisis y proponen vías de solución a la misma. Entre ellas, la primera es la creación de una “conciencia ecológica”.
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