viernes, 29 de mayo de 2015

Fe y ciencia

“En nuestro programa, después de la fe, mejor dicho, con la fe, ponemos la ciencia. Somos hijos del Dios de las Ciencias, de quien dice la Sagrada Escritura: ‘Deus Scientiarum, Dominus est’. El autor de la fe y de la ciencia es uno mismo, Dios, y el sujeto de la fe y de la ciencia, la criatura humana. Así como os decía el otro día que seáis mujeres de mucha fe, de fe viva, de fe sentida, y que nunca digáis: no más fe, así os digo hoy: desead la ciencia, trabajad por conseguirla y no os canséis nunca, ni digáis jamás: no más ciencia. La mucha ciencia lleva a Dios, la poca nos separa de Él”.

San Pedro Poveda (1930)

www.pedropoveda.org

El desafío ecológico

El desafío ecológico en el momento presente: Aportación del Cristianismo a la construcción de una apuesta ecológica positiva.

Artículo publicado por Julio Lois Fernández, en la revista Ciberiglesia, en 2000.
Puedes descargarlo aquí.

El don de la ciencia

Queridos hermanos y hermanas, buenos días

Hoy queremos reflexionar sobre otro don del Espíritu Santo, el don de la ciencia. Cuando se habla de ciencia, el pensamiento va inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer cada vez mejor la realidad que le rodea y de descubrir las leyes que regulan la naturaleza y el universo. La ciencia que viene del espíritu Santo, sin embargo, no se limita al conocimiento humano: es un don especial, que nos lleva a captar, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con toda criatura.

Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espíritu, se abren a la contemplación de Dios, en la belleza de la naturaleza y de la grandiosidad del cosmos, y nos llevan a descubrir cómo cada cosa nos habla de Él, todo nos habla de su amor. ¡Todo esto suscita en nosotros un gran asombro y un profundo sentido de gratitud! Es la sensación que sentimos también cuando admiramos una obra de arte o cualquier maravilla que sea fruto del ingenio y de la creatividad del hombre: frente a todo esto, el Espíritu nos lleva a alabar al Señor desde lo profundo de nuestro corazón y a reconocer, en todo lo que tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su infinito amor por nosotros.

En el primer capítulo del Génesis, precisamente al comienzo de toda la Biblia, se pone de relieve que Dios se complace en su creación, subrayando repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa. Al término de cada jornada, está escrito: “Y Dios vio que todo era bueno” (1,12.18.21.25). Pero si Dios ve que la creación es algo bello, algo bueno, también nosotros debemos tener esta actitud de ver la creación como bella y buena, y con el don de la ciencia, por esta belleza alabamos a Dios, damos gracias a Dios por habernos dado tanta belleza a nosotros, y este es el camino. Y cuando Dios acabó de crear al hombre, no dijo que era algo “bueno”, dijo que era “muy bueno” (v. 31). Se acerca a él, y a los ojos de Dios nosotros somos la cosa más buena, más bella y más grande de la creación. Pero padre, los ángeles… ¡No! Los ángeles están por debajo de nosotros, nosotros somos más que los ángeles. Lo hemos escuchado en el libro de los salmos. Nos quiere mucho el Señor, ¿eh? Tenemos que darle gracias por esto. El don de la ciencia nos pone en profunda sintonía con el Creador, y nos hace participar en la limpieza de su mirada y de su juicio. En esta perspectiva logramos captar en el hombre y en la mujer el culmen de la creación, como realización de un designio de amor que está impreso en cada uno de nosotros y que nos hace reconocernos como hermanos y hermanas. Lo que surge entonces es un cuadro caracterizado por una profunda armonía, donde todo remite al Creador y donde el Espíritu nos hace percibir en cada persona y en cada cosa la impronta de la grandeza y de la bondad de Dios.

Todo esto es motivo de serenidad y de paz y hace del cristiano un testigo gozoso de Dios, en la estela de san Francisco de Asís y de tantos santos que han sabido alabar y cantar su amor a través de la contemplación de la creación. Al mismo tiempo, sin embargo, el don de la ciencia nos ayuda a no caer en algunas actitudes excesivas o equivocadas. El primero lo constituye el riesgo de considerarnos amos de la creación. La creación no es una propiedad de la que podemos adueñarnos a nuestro gusto; ni, mucho menos, es una propiedad solo de algunos: la creación es un regalo, es un regalo maravilloso que Dios nos ha dado, para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud. La segunda actitud negativa está representada por la tentación de crearnos en las criaturas, como si estas pudieran ofrecer la respuesta a todas nuestras expectativas. Y el Espíritu Santo, con el don de la ciencia, nos ayuda a no caer en esto. Pero yo quisiera volver sobre el primer camino equivocado. Custodiar la creación, no adueñarse de la creación. Debemos custodiar la creación, es un don que el Señor nos ha dado, para nosotros, es el regalo de Dios a nosotros, nosotros somos custodios de la creación. Pero cuando nosotros explotamos la creación, destruimos el signo del amor de Dios. Destruir la creación es decir a Dios: no me gusta, esto no es bueno, ¿y qué te gusta a ti? Me gusto yo mismo. Eso es el pecado, ¿habéis visto? La custodia de la creación es precisamente la custodia del amor de Dios, y también es decir a Dios gracias, yo soy el amo de la creación, pero para llevarlo adelante, yo no destruiré nunca tu regalo. Y esta debe ser nuestra actitud ante la creación, custodiarla, porque si destruimos la creación, la creación nos destruirá. No lo olvidéis.

Una vez estaba en el campo y escuché un dicho de una persona sencilla, a la que gustaban mucho las flores, él custodiaba estas flores y me decía: debemos custodiar estas cosas bellas que Dios nos ha dado. La creación es para nosotros, para que nosotros la aprovechemos bien, no la explotemos, la custodiemos. Porque usted sabe, padre – me dijo – Dios perdona siempre, sí, esto es verdad, Dios perdona siempre; nosotros, las personas humanas, hombres y mujeres perdonamos algunas veces, sí, algunas no perdonamos. Pero la creación, padre, no perdona nunca, y si tu no lo custodias, él te destruirá. Esto debe hacernos pensar y pedir al Espíritu Santo el don de la ciencia para comprender bien que la creación es el regalo más bello de Dios, que Él dijo: esto es bueno, esto es bueno, esto es bueno, esto es mi regalo, pero la cosa más buena que he creado es la persona humana. Gracias.

Papa Francisco
Audiencia general 21 de mayo de 2015

radio.uchile.cl

Papa Francisco: "El tiempo para encontrar soluciones globales al cambio climático se está agotando"

El Papa Francisco ha advertido de que "el tiempo se acaba" para encontrar soluciones contra el cambio climático y ha señalado que una lucha eficaz frente al mismo solo será posible si se superan "los intereses particulares" y se acaba con las "presiones políticas y económicas".

"Las consecuencias de los cambios ambientales, que ya se sienten de modo dramático en muchos estados, sobre todo los insulares del Pacífico, nos recuerdan la gravedad de la incuria y de la inacción. El tiempo para encontrar soluciones globales se está agotando", precisa en una carta enviada al ministro de Medio Ambiente de la República de Perú, Manuel Pulga Vidal, con motivo de la vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebra en Lima.

Además, insiste en que "la lucha eficaz contra el calentamiento global será posible únicamente con una responsable respuesta colectiva, que supere intereses y comportamientos particulares y se desarrolle libre de presiones políticas y económicas".

Para Francisco, existe un "claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar". Por ello, recuerda a los participantes de la conferencia que tienen una "grave responsabilidad moral" al abordar este tema que, según subraya, "afecta a toda la humanidad, en particular a los más pobres y a las generaciones futuras".

Fuente: www.iagua.com

www.puranoticia.cl

Reparto equitativo del agua

El Papa ha reclamado un reparto equitativo del agua entre las personas y las regiones del planeta al tiempo que ha subrayado que el futuro de la humanidad depende de la capacidad del hombre para "cuidar" y compartir" este elemento "esencial para la vida", durante el ángelus de este domingo.

De este modo, Francisco ha pedido a las instituciones internacionales que se comprometan a garantizar una distribución del agua equitativa en todo el mundo y ha reivindicado su cualidad de ser un elemento "común", con motivo del Día Mundial del Agua convocado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

"Invito a la Comunidad Internacional a vigilar hasta que las aguas del planeta sean protegidas adecuadamente y nadie sea excluido o discriminado en el uso de este bien, que es un bien común por excelencia", ha dicho ante cientos de personas reunidas en la Plaza de San Pedro.

Durante el rezo dominical, el Papa ha reflexionado sobre la Cruz, al destacar que "es la hora de la derrota de Satanas, príncipe del mal, y del anuncio misericordioso del amor de Dios".

Además ha explicado que el testimonio de fe es sobre todo "coherencia" entre la fe y la vida, entre las palabras y las acciones. "A quienes no han encontrado aún a Jesús, podemos ofrecerles el Evangelio, la cruz y nuestro testimonio: pobre, pero sincero", ha comentado.

Fuente: www.iagua.com

www.periodistadigital.com

El Vaticano estudia crear un organismo sobre Ecología

No es una noticia reciente, Ya en febrero con motivo de la reunión del Colegio Cardenalicio, Federico Lombardi afirmó que una de las propuestas del G9 vaticano era la creación de un organismo vaticano centrado en la ecología ambiental, humana y social. Este nuevo órgano pasaría a estar integrado dentro de la nueva Congregación Vaticana llamada 'Caridad, Justicia y Paz', que aglutinaría los antiguos Pontificios consejos: Justicia y Paz, Cor Unum, Pastoral Emigrantes e Itinerantes, Pastoral de la Salud. No sólo se encargaría de una ecología ambiental sino también humana y social.

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